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lunes, 12 de marzo de 2012

Argentina le apuesta a las minicentrales nucleares


Hace casi un año, el 11 de marzo de 2011, un fuerte terremoto provocaba una serie de explosiones en la central nuclear de Fukushima, en Japón, generando el peor accidente nuclear desde el desastre de Chernobyl, en 1986.
Veronica Smink,
BBC Mundo, Argentina

Tras la catástrofe, varios países anunciaron que darían marcha atrás con sus planes nucleares o suspenderían nuevos emprendimientos.

Sin embargo, América Latina avanzó con su política atómica.

Y esto es particularmente evidente en Argentina, que apunta a recuperar su posición en la vanguardia de esta industria.

Además de ampliar su red de plantas nucleares, el país construye un nuevo tipo de instalación atómica: una minicentral nuclear, llamada Carem-25 (por el nombre de su reactor: Central Argentina de Elementos Modulares).

Fuentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) le dijeron a BBC Mundo que se trata un tipo de planta que aún no existe en el resto del mundo.

Además, será la primera que se construye utilizando tecnología 100% argentina.

Más seguro

Los responsables del Carem-25 prometen que es mucho más segura, porque su construcción y operación es más simple que el de una central grande.

El físico nuclear Darío Jinchuk, quien trabajó por décadas para la CNEA, detalló a BBC Mundo los dos elementos que hacen más improbable un accidente en la planta.

"En las centrales grandes, en caso de un problema se utiliza un freno de emergencia que debe ser operado manualmente y requiere de electricidad para funcionar. Pero el Carem-25 tiene un freno que funciona a gravedad y sin necesidad de asistencia humana", explicó.

De hecho, uno de los motivos que provocó la crisis en Fukushima fue que el terremoto dejó a la planta sin electricidad, por lo que no se pudieron encender los sistemas de emergencia.

La otra característica por la que dice que es más segura esta minicentral es su diseño.

"Al ser más pequeña, todos los caños que forman parte del circuito primario y secundario del reactor están contenidos en un recipiente de presión, por lo que hay menos posibilidad de que haya pérdidas", señaló.


 
¿El futuro?

¿Es este nuevo prototipo de minireactor la solución para un futuro nuclear más seguro?

La respuesta es indudablemente: no.

Mientras que una central atómica normal abastece de electricidad a cerca de 7 millones de personas, las minicentrales como el Carem-25 apenas pueden suplir de energía a unas 100.000.

"Si queremos seguir generando electricidad de forma masiva deberemos seguir dependiendo de las grandes plantas nucleares", opinó Jinchuk.

Sin embargo, el experto señaló que las centrales más pequeñas sí podrían ser de mucha utilidad en lugares aislados que no están conectados a la red eléctrica central del país, como polos industriales o pueblos en zonas remotas.

Incluso una minera extranjera habría mostrado interés en utilizar esta tecnología para suplir de energía a un yacimiento, comentaron desde la CNEA.

Los críticos de la energía nuclear creen que incidentes como los de Fukushima demuestran que habría que pensar en formas alternativas de generar electricidad.

Sin embargo, los propios ecologistas admiten que en la actualidad, formas de energía renovable como la solar y la eólica no tienen capacidad para reemplazar por sí solas a los combustibles fósiles.

En tanto, algunos creen que la energía hidráulica no es más segura que la nuclear, teniendo en cuenta que hasta ahora los problemas en las represas han generado más muertes que los únicos dos incidentes nucleares con pérdida de radiactividad ocurridos en la historia: Chernobyl y Fukushima.

Argentina, pionera

De tener éxito con su proyecto de crear el Carem-25, Argentina estaría colocándose nuevamente a la vanguardia de la exploración nuclear en la región.

En los años ’50, el país se convirtió en el primero de América Latina que tuvo un reactor nuclear de investigación.

Y en 1974, fue el primero en construir una central nuclear, Atucha I, que ahora estará acompañada por Atucha II y el Carem-25 en la zona de Lima, provincia de Buenos Aires.

En la actualidad, Argentina cuenta con ocho reactores nucleares de investigación (que se utilizan para tareas científicas e industriales) y en los años ’80 o ’90 se convirtió en un importante exportador de este tipo de reactores.

Según la CNEA, si el prototipo del Carem-25 es exitoso, el plan es también exportar esta novedosa tecnología.

Si funciona, también hay planes de construir otra minicentral en la provincia norteña de Formosa.

El Cono Sur nuclear



Pocos días después del accidente en Japón, Chile firmó con Estados Unidos un acuerdo de cooperación nuclear para investigación científica.


Argentina y Brasil -los únicos países de Sudamérica que cuentan con centrales atómicas- continuaron con sus planes de expansión nuclear.

Dilma Rousseff comenzó en 2010 la construcción de Angra III, su tercera central nuclear, que –al igual que las otras dos- estará en Río de Janeiro.

En septiembre de 2011, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró la central nuclear Atucha II, la tercera del país, que entraría en funcionamiento en los próximos meses.

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