Una tienda de juguetes sexuales de París atendió a sus clientes sin problemas hasta inicios del año pasado, cuando dos asociaciones católicas decidieron poner una demanda en su contra por estar ubicada cerca de un colegio.
La tienda nunca ha pretendido ocultar lo que es: desde su nombre (1969), hasta su dirección (69 rue Saint-Martin, en París) o su teléfono (que termina con los números 69), todo en ella se refiere al erotismo.
Abrió sus puertas al público en un concurrido barrio de París en 2008 y atendió a sus clientes sin tener problemas. Hasta principios del año pasado.
En esa fecha, dos asociaciones católicas decidieron poner una demanda en su contra, ya que se encuentra a pocos metros de una escuela primaria y de un colegio.
1969, sin embargo, no es un sex shop.
Forma parte de la categoría de lo que los franceses llaman love shops, un tipo de tiendas que apereció a principios de los años 2000 como una alternativa a los tradicionales sex shops, dirigiéndose a un público de parejas o incluso de mujeres.
Venden objetos eróticos, como el famoso pato vibrador, juegos para adultos y ropa íntima, en locales de diseño.
Y la tienda de la calle Saint-Martin no parecía importarle a nadie hasta principios de 2011, cuando las asociaciones católicas "CLER Amour et Famille" y la "Confédération nationale des associations familiales catholiques" se fijaron en ella.
Las dos asociaciones interpusieron una demanda en su contra y le reclamaron a su dueño, Nicolás Busnel, una indemnización por daños y perjuicios, amparadas en una ley para la protección de los niños que se remonta a 2007, la que prohíbe la venta de todo tipo de objeto pornográfico a menos de 200 metros de cualquier tipo de escuela.
1969 está ubicado a 90 metros de la escuela primaria y del colegio católicos Saint-Merri, situadas en una calle perpendicular a la del love shop.
"Libertad, igualdad, sexualidad"
Para el abogado de la defensa, la demanda de las dos asociaciones no tiene sentido ya que nadie más nunca se había quejado de la tienda.
"Ningún niño se ha quejado nunca, ni tampoco sus padres, ni el sacerdote de la iglesia que está frente a la tienda", le dijo a BBC Mundo el abogado Richard Malka.
Para el representnte de las asociaciones, en cambio, sólo se trató de aplicar una ley que ya existía.
"Esta ley existe y como tal, se debe respetar. Es normal emprender acciones legales cuando alguien no respeta la ley", arguyó el abogado Henri de Beauregard.
Y para su veredicto, el Tribunal de París decidió aplicar al pie de la letra la ley del 2007, que incluye los juguetes sexuales (sex toys) en la categoría de objetos pornográficos, por lo que acaba de condenar al dueño de la tienda a una pena simbólica de 1 euro, que tuvo que pagar a las asociaciones.
Richard Malka, sin embargo, no sólo vio en esta condena un simple juicio de parte del tribunal de París.
Para él, el asunto va mucho más allá. "El juicio se convirtió en algo simbólico que plantea un debate en nuestra sociedad", dijo.
"Ya no estamos viviendo como lo hacíamos durante los años que siguieron el 68, sino que hay un regreso hacia cierta moralidad", agregó.
Tal vez por ello Nicolás Busnel y su abogado ya apelaron ante la decisión de la justicia.
Y, para mientras, el dueño de 1969 decidió cerrar su comercio para no correr el riesgo de verse expuesto a más acciones legales en su contra, según su abogado.
Así, actualmente en el escaparate de 1969 se encuentra un cartel en el que se lee: "1969 va a cerrar pronto. Dos asociaciones católicas presentaron una denuncia y la 10a Cámara del Tribunal de París estimó que los sex toys son pornográficos y declaró a 1969 culpable".
El cartel también retoma el lema de Francia, "Libertad, Igualdad, Fraternidad", pero transformado en un lema nuevo: "Libertad, Igualdad, Sexualidad", dice.
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