Los pacientes pueden escoger entre inyecciones o un brebaje letal. |
La eutanasia es legal en Holanda desde hace una década. Pero una organización con sede en La Haya ofrece ahora un servicio de "eutanasia móvil", granjeándose acusaciones de que lleva la ley demasiado lejos.
El lobby contra la eutanasia está furioso. Califica a las unidades móviles de eutanasia como "escuadrones de la muerte" y acusa al gobierno de no hacer lo suficiente para hacer valer los estrictos códigos médicos que acompañan al procedimiento.
Los equipos de los servicios móviles viajarán por el país para asistir a pacientes cuyos doctores se hayan negado a ayudarles a morir. Las nuevas unidades están formadas por un médico, una enfermera y todo el material sanitario necesario para realizar la eutanasia.
Los pacientes pueden elegir entre inyecciones administradas por el equipo médico o pueden beber una mezcla letal de drogas mortales.
La organización holandesa de Derecho a Morir (NVVE, por sus siglas en holandés), que financia el nuevo sistema, dice que las dos opciones están disponibles en las unidades móviles.
"Primero se le suministra al paciente una inyección, que lo transporta a un sueño profundo. A eso sigue una segunda inyección, que detiene su respiración y el latido del corazón", dice un representante del grupo, Walburg de Jong.
Uno de los creadores de las unidades Levenseinde (final de la vida), Jan Suyver, cree firmemente que los pacientes deberían tener el derecho a decidir sobre su muerte.
"Si usted está tan enfermo y sabe que no va a mejorar, entonces por lo menos puede elegir morir rodeado de su familia, puede elegir 'morir conscientemente', de manera que sabe lo que está ocurriendo y tiene el control", dice.
"Dolor insoportable"
Suyver, un juez retirado, dice que se inspiró para desarrollar esta idea tras ver a muchas personas que cumplían los requisitos para solicitar la eutanasia pero eran rechazadas por sus médicos generales.
"Vi pacientes que padecían un dolor insoportable, que no tenían posibilidad de recuperación y que estaban seguros de que querían morir, pero como sus doctores creían que no tenían la experiencia suficiente para practicar la eutanasia o sentían que iba en contra de sus creencias religiosas o morales, no se les aplicaba", sostiene.
"En ese caso, ¿qué pasa con el paciente? La eutanasia es legal bajo la legislación holandesa, así que si alguien la quiere y cumple con los criterios necesarios, tiene derecho a ella. Por eso creé estas unidades – para esos pacientes".
En 2002, Holanda se convirtió en el primer país del mundo en legalizar la eutanasia. Cada año se llevan a cabo entre 2.500 y 3.000 procedimientos, que suponen cerca del 2% de las muertes anuales.
Bélgica también legalizó la eutanasia en 2002, y el suicidio asistido se permite en Suiza desde la década de los 40.
En Reino Unido ha habido durante muchos años un debate sobre un cambio legal en este sentido, y un reciente informe publicado por la Comisión de Muerte Asistida, financiado por partidarios de dicha transformación, recomendó la legalización de la eutanasia en el país.
La sede de la NVVE. |
Las normas legales en Holanda establecen que los pacientes deben ser totalmente conscientes en el momento de solicitar la eutanasia. Dos doctores deben estar de acuerdo en que no hay posibilidad de recuperación y en que el paciente está experimentando "un sufrimiento insoportable e interminable".
"Idea loca"
Pero Bert Dorenbos, quien representa al grupo holandés Grito por la Vida, piensa que las unidades móviles llevan la legislación demasiado lejos.
"Es una idea de locos. Es una excusa de la gente a favor de la eutanasia para imponer sus intereses. Creo que es una campaña de relaciones públicas más que una preocupación genuina por los pacientes que sufren.
"'Venga a nuestra clínica y le ayudaremos a morir'. Hacen que suene tan simple y no debería ser así".
Suyver dice que es consciente de que el servicio queda expuesto al abuso. "Por supuesto que estoy seguro de que habrá gente que sólo quiera cometer suicidio y piense que les vamos a ayudar. Esas solicitudes serán rechazadas", dice.
Lo que hace que este servicio sea más controvertido es que la Asociación Médica Real Holandesa ha expresado su inquietud por que la naturaleza móvil de las unidades no permita a los doctores establecer una relación lo suficientemente fuerte con el paciente como para ser capaces de decidir si es apto o no para la eutanasia.
"El paciente necesita alguien con quien hablar, no sólo asesoría legal", dice Gert van Dijk, un experto en ética médica.
"Es más que simplemente valorar si se cumplen los criterios para la eutanasia. Un doctor normal puede ser capaz de ofrecer otras soluciones, un mejor alivio del dolor, por ejemplo, el doctor de la eutanasia no hace eso".
La instancia radicada en La Haya que proveerá de eutanasia móvil no tiene todavía ninguna petición. De hecho, ni siquiera tiene camas. Sólo hay una mujer contestando el teléfono.
Eventualmente esperan gestionar cerca de 1.000 casos al año, y dicen que no cobrarán nada a los pacientes.
Inicialmente la organización correrá con los gastos, aunque se encuentra en negociaciones con las compañías de seguros para intentar alcanzar un acuerdo que permita que la eutanasia móvil esté disponible dentro del seguro médico holandés.
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